Una combinación fresca y afrutada que libera aromas dulces y reconfortantes. El durazno de viña aporta la nota frutal, mientras que la manzanilla y el azahar brindan suavidad.

Un verano en Gascuña: los narcisos ya han florecido, la hierba crece liberando sus fragancias densas; pronto el sol lo secará todo.

Se preparan buñuelos con flores de acacia, los duraznos maduran. En las terrazas sombreadas por glicinas centenarias, se disfruta de cerezas y vino blanco afrutado de la región.

Nuestras velas están hechas de cera vegetal y se vierten a mano de forma artesanal. Su mecha es de algodón. La combustión es de excelente calidad y la difusión del aroma es lenta y equilibrada.

*Nuestras velas se vierten artesanalmente en nuestros talleres en Montréal-du-Gers.

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